Las principales vacunas que están en circulación hoy son las de las empresas Pfizer y Moderna con sede en Estados Unidos, BioNTech en Alemania, Sinovac Biotech en China y la Spudnik V producida por Sociedad Gestora del Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) en Rusia. Los países que han comprado y recibido la mayor cantidad de dosis son Estados Unidos, Israel, el Reino Unido y Chile.
Estamos atravesando una de las peores crisis a nivel mundial, dejando en evidencia una vez más la brutal desigualdad y distribución de la riqueza que pone hoy en riesgo a los países más vulnerables.
Mapa de los grandes compradores del mundo
El rápido avance de la pandemia y la agresividad del virus hizo que grandes potencias mundiales como Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido inviertan y desarrollen en tiempo récord vacunas contra la COVID-19. Los gobiernos se asociaron con las farmacéuticas, invirtieron miles de millones de dólares para conseguir las materias primas, financiaron ensayos clínicos y modernizaron las fábricas. Miles de millones de dólares más se comprometieron para la compra del producto terminado garantizando así ser los primeros en recibir las dosis.
Un informe publicado en febrero en la revista médica The Lancet muestra que los productores de vacunas recibieron unos US$10.000 millones de fondos públicos y de organizaciones sin ánimo de lucro para financiar sus vacunas. Y la cifra, dice el informe, quizás sea un estimativo ya que muchos datos sobre estos proyectos no son públicos. Es por esto que desde este espacio creemos que estas tecnologías, avances y descubrimientos deberían ser compartidos de manera que el mundo se vea beneficiado.
Sin embargo, la OMS dijo a principios de febrero que de los 200 millones de vacunas contra covid-19 administrados el 75% se dieron solamente en 10 países. Según estas proyecciones muchos de los demás países se verán obligados a esperar muchos años para proteger a su población.
La forma en la que se distribuyen actualmente las vacunas supone un grave peligro de salud pública a nivel mundial ya que los países más ricos han comprado la mayor cantidad de vacunas que se producirá en el año, mientras que los países más pobres no tendrán dosis para administrar incluso ni a sus poblaciones más vulnerables. Gavin Yamey, profesor de Salud Global y Política Pública de la Universidad de Duke, Estados Unidos, afirma que en unos 130 países, donde viven más de 2.500 millones de personas, no se ha recibido ni una sola vacuna.
Una perspectiva que estos países dominantes no están considerando es que el hecho de que miles de millones de personas estén esperando años para ser vacunadas representa una amenaza incluso para la salud de ellos mismos. Si se permite que el virus se propague en otros lugares existe la posibilidad que nuevas cepas se generen y nunca lleguemos a la tan deseada inmunidad.
Patente vacunas: la propiedad intelectual ante todo
La desigual distribución de las vacunas es producto del aprovechamiento de las potencias mundiales, que defienden su prioridad en la distribución a fuerza de inversión en desarrollo tecnológico y defensa de la propiedad intelectual.
El sistema de patentes protege la propiedad intelectual de un producto para que no pueda copiarse. En la industria farmacéutica las patentes son aplicadas cuando se descubre y/o desarrolla un medicamento y de esta forma no pueden ser replicados los procedimientos ni los resultados. En el escenario actual, esto les permite a las farmacéuticas y a los países que invirtieron en ellas, controlar el precio y la producción con un bien que es de extrema necesidad para el mundo entero.
Actualmente existen dos formas de romper con esta estructura de distribución y acceso desigual para poder acercar la vacuna al mundo: una es la liberación de las patentes de los laboratorios del mundo (OMC) y la otra es a partir de convenciones internacionales que apunten a compartir conocimientos en materia de tecnologías y datos entre países (OMS).
OMC
Recientemente, varios países de bajos y medianos recursos están pidiendo a la Organización Mundial de Comercio (OMC) (el organismo que rige los acuerdos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio) que se establezca una exención de estos derechos intelectuales para poder producir masivamente y de forma accesible las vacunas de covid-19. El texto propone acordar una derogación temporal de algunas de las obligaciones incluidas en el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC), para que cualquier país pueda producir las vacunas sin preocuparse por las patentes.
Según informó la agencia de noticias AFP la derogación también implicaría a «los diseños y modelos industriales, los derechos de autor y la protección de las informaciones no divulgadas», y duraría hasta que se llegue a «una vacunación ampliamente extendida a nivel mundial y que la mayoría de la población mundial esté inmunizada». Los países favorables a la iniciativa estimaron que el proceso para obtener una licencia obligatoria es muy complicado y tiene demasiadas condiciones, ya que cada pedido se tiene que tratar caso por caso.
La semana pasada, la Unión Africana, el bloque que reúne a los Estados del continente, notificó oficialmente a la OMC que se suma como promotora a esta propuesta presentada inicialmente por India y Sudáfrica y apoyada por un centenar de países, incluyendo a la Argentina. Además, la propuesta recibió el apoyo del director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Recientemente, algunos países iniciarán una carrera de diez días para sumar voluntades antes de la nueva cumbre de la OMC, donde se enfrentarán al rechazo de Estados Unidos y la UE. Recordemos que los Miembros de la OMC han acordado que la Duodécima Conferencia Ministerial (CM12) de la Organización se celebre la semana del 29 de noviembre de 2021 en Ginebra (Suiza). Por ende hay algunos meses de ventaja para seguir aunando fuerzas. Esta convocatoria cuenta hoy día con el aval de: Amnistía Internacional (AI), Human Rights Watch (HRW), Médicos sin Fronteras (MSF), Unesco y Unicef, entre otras organizaciones y entidades, denunciaron la desigualdad en la vacunación.
En contraposición a estas demandas se encuentran los países de altos ingresos y por ende de mayor acceso a las vacunas argumentando que la suspensión de las patentes obstruye la innovación científica porque desalienta a los inversores privados a involucrarse en la industria.
En tándem corporativo una parte de la industria farmacéutica subraya que no son las patentes las que están provocando una escasez de vacunas en los países de medianos y bajos ingresos. Alegando a esta línea Thomas Cueni, director de la Federación Internacional de Productores y Asociaciones Farmacéuticas (IFPMA), dijo que los cuellos de botella no están dados por las patentes sino por la poca capacidad y escasez de materia prima de los países tercermundistas.
Otra línea argumental sostiene que para que los laboratorios de los países de medianos y bajos ingresos puedan producir las vacunas necesitan, además, conocimientos técnicos. Donde muchas veces se mantienen como secretos comerciales de las farmacéuticas, y acceso a información sobre seguridad que a menudo está protegida como datos confidenciales de la empresa dueña de la patente.
OMS
En el caso de la OMS existen distintos proyectos que buscan una alternativa menos confrontativa con los poderes dominantes en dirección a acuerdos internacionales. Tres son los casos de mayor relevancia:
- En mayo de 2020 los líderes de Pakistán, Ghana, Sudáfrica y otros países pidieron el apoyo de los gobiernos para respaldar una “vacuna del pueblo” que pudiera fabricarse con rapidez y distribuirse de manera gratuita. Incitando al órgano rector de la OMS a considerar las vacunas como “bienes públicos mundiales”.
El gobierno de Trump se apresuró a bloquear esa propuesta con el único objetivo de proteger la propiedad intelectual. Y sólo argumentaron que una medida de esta magnitud, que busque el acceso equitativo a las vacunas y los tratamientos, daría un mensaje negativo a innovadores/desarrolladores tecnológicos.
- Otra de las propuestas diseñada por la OMS para acelerar la producción de vacunas es el llamado C-TAP (Acceso Mancomunado a la Tecnología contra la covid-19). Éste es un mecanismo global para compartir de forma voluntaria conocimientos, datos y propiedad intelectual de tecnologías sanitarias para la lucha contra covid. El C-Tap fue creado por la OMS en junio de 2020 y unos 40 países lo suscriben.
- Por último, el año pasado la OMS impulsó el programa Covax, mecanismo creado para garantizar el acceso global a las vacunas y mejorar la distribución en los países de bajos ingresos. Este programa tiene dos formas de participación por parte de los países: como economías autofinanciadas o como participantes financiados (países que reúnen los requisitos para el Compromiso Anticipado de Mercado o AMC). Los países autofinanciados pagan por sus vacunas y los AMC son elegidos de acuerdo con criterios establecidos por el Banco Mundial y son considerados países de bajos ingresos. Además de cumplir un rol recaudatorio, el sistema también funciona como una especie de intermediario entre los productores de estos insumos y los gobiernos.
Gracias al Covax el mes pasado arribó el primer cargamento de vacunas financiado por el instrumento desde India al aeropuerto de Accra, capital de Ghana. Un par de días después fue Costa de Marfil quien recibió en el aeropuerto de Abiyán una carga de 504.000 dosis de AstraZeneca-Oxford también a través del Covax. En nuestro caso, Argentina es uno de los 138 países que integran este programa y próximamente recibirá las primeras 218 mil vacunas.
La puesta en marcha de este esquema, aunque demorada, constituye un atisbo de esperanza para los países con menos recursos, que ven cómo las naciones más poderosas compran por demás lotes que ni siquiera fueron aún producidos.
Actualidad de la vacuna en Argentina
Por el momento llegaron a la Argentina 4,2 millones de dosis sin contar las últimas que aterrizarán el viernes en Ezeiza. Esta cantidad equivale a vacunas suficientes para el 9,5% de la población total según un informe elaborado por la Cancillería Argentina.
En Alemania, al igual que en el resto de Europa, el suministro está retrasado y tan solo recibió 12,4 millones, lo que serviría para inocular al 15,5% de la población. Australia solo recibió 442 mil dosis, suficiente para el 1,74% de sus 25,36 millones de habitantes y Francia tiene hasta ahora vacunas para el 11,6% de su población ya que encargó 226 millones, pero sólo arribaron 7,7 millones para sus 66 millones de habitantes. España gracias a las 6,6 millones de dosis de Pfizer y 1,7 millones de Astra Zeneca, pudo vacunar al 18% de sus 48 millones de habitantes.
Brasil consiguió dosis para el 9,7% de sus habitantes, la mayoría son Sinovac, la misma vacuna que se distribuye en Chile y Uruguay. En Colombia el gobierno adquirió por el momento vacunas para el 4,4% de la población total de 50 millones de habitantes. En México las dosis alcanzan al 5,5% del total del país, mientras que en Bolivia llega al 4%.
Las excepciones mundiales son EEUU, Israel, el Reino Unido y Chile. En Estados Unidos cuentan con dosis para alcanzar al 41% de la población, la misma cifra que en el Reino Unido. Ambas naciones están por detrás de Chile, que compró vacunas para alcanzar al 57% de su población.
Referencias:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-56433141
https://www.nytimes.com/es/2021/03/23/espanol/vacunas-covid-patentes.html
https://www.telam.com.ar/notas/202103/546001-omc-debate-suspension-patentes-vacunas-anticovid.html