Pensamientos sobre la Epidemia

La opinión de tres pensadores internacionales

Estado actual

Hasta fines de marzo de 2020 los casos de Coronavirus (Covid-19) arrojan cifras alarmantes a nivel mundial: superan los 800 mil contagios y 38.714 personas murieron desde que comenzó la pandemia; según indicó el mapa de la Johns Hopkins University. 

Estados Unidos es el país con más contagios, 164.610 casos y 3.170 muertos. Le sigue Italia, que superó la barrera de los cien mil (101.739 contagios) y es el estado con mayor cantidad de muertos: 11.591. China se está estabilizando en la diferencia entre contagiados y recuperados, con 82.240 casos confirmados y 760199 personas curadas. Por su parte, en Sudamérica, Brasil es quien más casos presenta con 4661 contagios y 165 fallecidos y Argentina acumula 996 casos con 24 muertes.

Este escenario de proliferación del virus tuvo múltiples abordajes por parte de los estados nación del mundo. En algunos casos, se optó por una participación activa de los gobiernos potenciando las herramientas de un estado benefactor e instaurando una cuarentena inmediata de la población. En otros, dirigidos por políticas de corte liberal, más preocupadas por las condiciones del mercado que de las de su propia gente, desmerecieron la epidemia y dilataron su intervención. Y una tercera posición aceleró los procesos de diagnóstico de los contagiados y dictaminó cuarentenas puntuales para apaciguar la multiplicación del Covid-19. 

Este escenario geopolítico y atravesado una epidemia de carácter mundial dio lugar al desarrollo de análisis de académicos muy disímiles entre los máximos exponentes de las ciencias sociales de occidente. De Slavoj Žižek a Giorgio Agamben, pasando por Judith Butler. A continuación relevaremos algunas de sus ideas para proponernos nuevas formas de pensar la epidemia.

Slavoj Žižek

El filósofo esloveno expone su perspectiva en el texto “Un golpe tipo ‘Kill Bill’ al capitalismo” y lo complejiza en un material editado por OR Books. En ellos plantea dos caminos posibles de análisis de la propagación de la epidemia: Por un lado, dice que se han desencadenado múltiples epidemias de virus ideológicos que se encontraban latentes en nuestras sociedades: noticias falsas, teorías conspiratorias de tipo paranoicas, racismos, etc. Pero por otro lado, auspicia un virus ideológico mucho más beneficioso: “el virus de pensar en una sociedad alternativa, una sociedad más allá del Estado nación, una sociedad que se actualice a sí misma en la forma de la solidaridad y la cooperación global”.

A partir de la aparición del virus, Zizek propone una reinvención del comunismo que se base en la confianza en la gente y la ciencia ya que, según el filósofo, el coronavirus vino a poner en tensión al sistema capitalista global. A dar una señal de que no se puede continuar por el camino que estamos hoy en día y a demostrar que es necesario un cambio radical.

Este comunismo no debe ser como el de viejo cuño, dice el autor, sino uno de una clase de organización global que pueda regular y controlar la economía. Tal como han aparecido dinámicas entre países, en otros momentos de la historia, para hacer frente a la amenaza de la guerra. Podría formarse una nueva forma de organización que vaya encontra de esta guerra mediática que se está instalando.  

“Es difícil no darse cuenta de la tremenda ironía de que aquello que nos empuja a unirnos y a abogar por la solidaridad global se manifiesta en el día a día a través de estrictos mandatos de evitar la cercanía y el contacto o incluso del autoaislamiento.” Žižek

Ante este posible escenario el filósofo advierte que debemos aceptar que la amenaza está acá y vino para quedarse. Es más, si la amenaza del contagio disminuye otras aparecerán con formas distintas  y quizás más peligrosas. Y que esta epidemia afectará nuestras interacciones más elementales con las personas y los objetos que nos rodean, incluso con nuestro propio cuerpo.

En otra arista de su exposición, describe otro extraño fenómeno que puede observarse en esta situación y lo llama “el regreso del animismo capitalista”. Esto es, el tratar fenómenos sociales desde la óptica de los mercados o capitales financieros y describirlos como si fuesen organismos vivientes. Advierte que si se leen los grandes medios de comunicación, pareciera que lo que más debería preocuparnos es que los mercados “se están poniendo nerviosos” y no ver las miles de personas que han muerto y las miles que aún quedan por morir.

Giorgio Agamben

Antes de comenzar con su propuesta es pertinente recordar desde que marco histórico contextual escribe Agamben: se encuentra realizando su análisis en un país de perfil conservador liberal gobernado durante casi 50 años por el partido Democracia Cristiana. Por eso en su abordaje podremos ver que su perspectiva se construye en tensión con este modelo político ideológico.

El filósofo italiano tuvo dos exposiciones al respecto del Coronavirus en el último tiempo. La primera en una nota titulada “la invención de una epidemia” del 26 de febrero y la otra en “aclaraciones” del 17 de marzo. En ambas señala que los medios de comunicación y las autoridades están buscando difundir un clima de pánico provocando un estado de excepción, con grandes limitaciones de los movimientos y una suspensión indeterminada del funcionamiento normal de las condiciones de vida. 

En este accionar que plantea encuentra dos factores clave para su formación: Un factor es la tendencia creciente a utilizar lo que él llama el estado de excepción como paradigma normal de gobierno. Que a su vez utiliza una fórmula, en términos del autor, “vaga e indeterminada” como es la aparición de una epidemia para justificar la excepción más allá de todos sus límites. Y el otro factor, es el estado de miedo que se ha extendido en los últimos años en las conciencias de las personas. Esto se traduce en una necesidad de estados de pánico colectivo, donde la epidemia vuelve a ser el justificativo ideal. Dice que no le sorprende que por el virus se hable de guerra, pero esta es una guerra contra un enemigo invisible que acecha, es absurda y no hace más que ocultar una guerra civil. El enemigo no se encuentra afuera sino dentro de cada uno.

“Así, en un círculo vicioso perverso, la limitación de la libertad impuesta por los gobiernos es aceptada en nombre de un deseo de seguridad que ha sido inducido por los mismos gobiernos que ahora intervienen para satisfacerla.” 

Agamben advierte el gran sacrificio a la libertad de nuestras sociedades por las “llamadas razones de seguridad”. Donde las personas son condenadas a vivir en un perpetuo estado de miedo e inseguridad. Donde nuestro prójimo ha sido cancelado e incluso nuestros muertos no tienen derecho a un funeral. Y se pregunta:¿Qué pasa con las relaciones humanas en un país que se acostumbra a vivir de esta manera por quién sabe cuánto tiempo? ¿Y qué es una sociedad que no tiene más valor que la supervivencia?

Concluye anunciando que lo que preocupa no es tanto el presente sino lo que viene. Alerta diciendo que así como en las guerras se desarrollan una serie de tecnologías nefastas, desde alambres de púas hasta centrales nucleares, es probable que se busque continuar con experimentos que los gobiernos no habían logrado conseguir hasta hoy: “que las universidades y las escuelas cierren y sólo den lecciones en línea, que dejemos de reunirnos y hablar por razones políticas o culturales y sólo intercambiemos mensajes digitales, que en la medida de lo posible las máquinas sustituyan todo contacto —todo contagio— entre los seres humanos” (en el texto “aclaraciones” de Agamben).

Judith Butler

Butler habla sobre la pandemia en su artículo “Capitalism Has its Limits” publicado el 19 de marzo. Traducido al castellano por lavaca.org bajo el nombre “coronavirus y poder: de Trump a la enfermedad de la desigualdad”. En él remarca la contradicción que implica la definición de una cuarentena obligatoria, donde todos y todas debemos reducirnos a nuestras unidades familiares y privarnos del contacto social y la proliferación de un virus que cruza rápidamente las fronteras, ajeno a la idea misma del territorio nacional. 

La filósofa estadounidense analiza las consecuencias de esta pandemia al pensar en la igualdad y la interdependencia global. Dice que la incapacidad de algunos estados o regiones para prepararse con anticipación, el refuerzo de las políticas nacionalistas y cierre de fronteras y la llegada de empresarios ansiosos por capitalizar el sufrimiento global no hacen más que dar testimonio de la rapidez con la que la desigualdad radical encuentra formas de reproducir su poder. Una desigualdad que incluye el nacionalismo, la supremacía de la gente blanca, la violencia contra las mujeres, queer y trans y la explotación capitalista.

Para dar cuenta de esto utiliza de ejemplo la atención médica de los Estados Unidos y las estrategias de campaña para un posible reelección de Trump. Según cuenta Butler, el presidente de Estados Unidos ha intentado comprar los derechos exclusivos para su propio país de una vacuna realizada por la compañía alemana CureVac. Compra que no tuvo éxito porque se lo prohibió el gobierno Alemán. Y se pregunta cómo es posible que haya gente que vea con buenos ojos tal acto de egoísmo que, de haberse efectuado, privaría al resto del mundo. Ampliando el espectro cuestiona si la mayoría de las personas piensa que es el mercado quién debería decidir cómo se desarrolla y distribuye la vacuna y será alguna vez posible trascender la racionalidad de mercado.

Advierte Judith Butler que es probable que los próximos años seamos testigos de un escenario doloroso donde algunas “criaturas humanas” afirmarán su derecho a vivir a expensas de otros. A inscribir la distinción entre quienes a toda costa serán protegidos de la muerte de esas vidas que se considera que no merecen ser protegidas de la enfermedad y la muerte.

Aunque la autora anida una esperanza al comentar que ella votó a Sanders en las primarias de California porque sostenía en sus promesas una manera de reimaginar nuestro mundo. Pensándolo como si fuera ordenado por un deseo colectivo de igualdad radical. Un mundo donde nos unamos para insistir en que los materiales necesarios para la vida, incluida la atención médica, deben estar igualmente disponibles sin importar quiénes somos o si tenemos medios financieros. 

Futuro

El hecho de tratarse de una pandemia mundial hace que habite en el campo académico un cúmulo de apreciaciones que se confrontan y lo seguirán haciendo en la medida en que el material de estudio (la pandemia y el comportamiento de la sociedad) está en permanente actualización. La lectura y problematización de los intelectuales nos permite ampliar la mirada de lo posible y a preguntarnos por los márgenes de lo cotidiano. Teniendo presente que quizá, en unos meses, estas lecturas queden anticuadas y la coyuntura nos demande nuevos y más complejos análisis.

Sottile, Juan.
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Juana Manso

Periodista y maestra. Pilar del sistema educativo argentino