EJÉRCITO TRUMPISTA

En el marco del asalto al Capitolio el pasado 6 de enero en la ciudad de Washington D. C. (EEUU), cobran relevancia quienes irrumpieran en el edificio público, configurando un escenario donde los partidarios del ex presidente Donald Trump materializaron un hito aparentemente arengado y propiciado por el dirigente republicano.

La relevancia del análisis recae en el estudio de los factores culturales, educativos, idiosincráticos y sociológicos, así como en la dimensión vinculada a las corrientes e ideologías que promueven los diferentes colectivos seguidores del mandatario en cuestión, asimilando cómo se conforma un movimiento de tal magnitud en términos de tamaño e intensidad, representando el apoyo a quien fuese el líder de la mayor potencia mundial.

Entender que Estados Unidos, como mayor fuerte geopolítico haya sido precedido por un presidente apoyado y sostenido por un electorado idiosincrático de este tipo, debería provocar el mismo estado de alerta al asimilar que los seguidores de partidos o figuras políticas suelen defender aquello que su líder promueve, sobre todo si se entiende que partidarios del espectro trumpista como Proud Boys y Qanon han realizado uno de los mayores actos de violencia hacia los principios fundamentales de la democracia en el país del norte, mayor exponente del concepto de República.

DEL BIPARTIDISMO

La Constitución Nacional de Argentina está signada en su origen y conformación por influencia y replicación del documento fundacional estadounidense, en el marco de la asimilación paralelamente política de concepciones y realidades como el paradigma federal y el carácter republicano.
Así como la división tripartita de poder, y las formas de Estado y gobierno que en nuestra Carta Magna se institucionalizan, existe otro componente político que ambas constituciones traen aparejado, y es la estructura partidaria que predomina en ambos espectros políticos prácticos.

De esta forma el bipartidismo se conjuga como una realidad estructural dentro de las idiosincrasias estadounidense y argentina. La cruenta división entre republicanos y demócratas configura en la potencia mundial, el escenario político partidario, que como toda forma de partido de esta índole, materializa la alternancia en el poder entre ambas asociaciones políticas predominantes.

Personalidades como Barack Obama, Hillary Clinton y el actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, son referentes del partido demócrata, el cual se jacta de posicionarse ideológicamente de manera progresista y alineada al centro del espectro partidario, mientras que el bando republicano opositor, representado por el emblemático ex presidente Donald Trump, se configura como uno de conservador de derecha.  

Este último también conocido como GOP, Grand Old Party (Gran Partido Viejo), promueve como doctrina económica al liberalismo, posicionándose en defensa del libre mercado y jurando enemistad eterna a la intervención del Estado. Pretende reducir al mismo a través de la privatización, apostando siempre por soluciones de mercado a problemas nacionales.

CULTURA, IDIOSINCRACIA Y EDUCACIÓN

El estadounidense promedio suele configurarse como el estereotipo hollywoodense que se desenvuelve en su vida a tono con este fundamentalismo cinematográfico dramatúrgico y efervescente del cual se jactan.

Por otro lado, Estados unidos desde su envergadura y status quo geopolítico, epicentro de un imperialismo occidental, cultural e idiosincrático para con el resto del mundo, se ha configurado en este marco como el generador de estándares y parámetros que buscan manipular, alienar y someter culturalmente a la mayor cantidad de civilizaciones posibles.

Desde Coca Cola y McDonald’s, hasta Hollywood y Disney con sus estigmas de género y finales sólo felices, pasando por un conglomerado de reality shows que denotan sólo ignorancia, la potencia del norte busca sólo imponer.
Pasando por la promoción de un cuerpo hegemónico de la mano de una vida ridículamente millonaria e inalcanzable, los estándares culturalmente construidos e impuestos socialmente manifiestan sólo exclusivamente la sumisión, adormecimiento y alienación bajo la cual las sociedades se encuentran.

Estos logros gubernamentales, en su afán de mantener una sociedad ignorante, frágil y sumisa, exponen la victoria de la manipulación y alienación moderna de masas, que proclama el logro de una batalla educacional, idiosincrática y cultural, promoviendo un paradigma exento de cuestionamientos y razonamientos.
Porque una sociedad que no posee ni pregona un pensamiento crítico, que no lee, ni sabe, y que confía ciegamente en lo primero que un medio masivo de comunicación asegura, es fácilmente gobernable.
La Caverna de Platón parece hoy más hermética y oscura, y la época de las luces, se vuelve cada vez más ajena y lejana.  

En este marco, el liderazgo trumpista se ha configurado como una dominación carismática en términos de weberianos, donde su autoridad encontró la legitimidad en base a características “excepcionales” que esta masa popular que lo sostiene le ha adjudicado.
De esta forma, un populismo carismático se conformó sobre las aclamaciones de esta aglomeración que lo proclamó. Un populismo masivo, sesgado por el predominio fundacional del concepto a partir del cual la masa se retroalimenta de forma irracional para con ella misma y ante todo, en relación a su líder populista y carismático.

Trump gozó del apoyo de la clase obrera, hombres blancos, especialmente aquellos con una menor formación y residentes en zonas rurales.
Su base se configuró, en parte, por evangélicos, republicanos tradicionales, patriotas o supremacistas, mayores de 65 años, blancos y adinerados.
Partidarios que carecen de titulación universitaria, así como los creyentes de la religión católico cristina, configuraron también, un gran porcentaje de su electorado.

NACIONALISMO

El nacionalismo intrínseco e inherente a la sociedad estadounidense, y aspecto a su vez recalcado en el seno idiosincrático del electorado trumpista, tiene origen en esta impronta que encarna su nacionalidad, historicidad y posición, tomando también diferentes tenores.

Este nacionalismo muchas veces extremo, hace a que indefectiblemente defiendan y asuman como propio el concepto de guerra, y de como ésta auspicia como medio para conseguir los logros y méritos nacionales y patrióticos.
De esta forma, y de la mano con el acceso desmedido que tiene la sociedad a las armas, se configura el argumento mayor en torno a la defensa de las guerras eternamente libradas por la potencia norteamericana.
Estados unidos ha sido siempre el promotor de luchas incansables, legitimado por la tenencia del monopolio de la fuerza militar y de capacidad de destrucción masiva micilística.

 

En este marco, a partir de esta red manipuladora y alienante que tejen los engranajes gubernamentales, se conforma una sociedad proclive a la defensa de cualquier tipo de guerra; justifican este principio, pero nunca son conscientes de todas las que libran, y menos aún de que todas las ganan.

Otra forma o manifestación del nacionalismo, que puede vincularse con la aparición del brazo de supremacistas blancos en el marco del análisis en cuestión, es el referido al racismo.
El asesinato de George Floyd a manos de un policía blanco, así como los movimientos que en consecuencia reivindicaron la lucha racial, muestran y ponen en evidencia que este nacionalismo es uno racista, sectario, uno ligado al concepto de supremacía blanca.

Después de todo, el estereotipo del estadounidense y que puede encasillarse dentro del espectro electoral trumpista, parece ser el ejemplo del ciudadano que Los Simpson buscan exponer. El hombre blanco, de clase media, ignorante, manipulado y alienado por una sociedad y por una gobernanza que goza de que se mantenga en ese status. Donde lo importante es añorar, y endeudare en pos del famoso Sueño Americano, en donde tener una casa hipotecada y grande, con hijos bajo el seno de un paradigma conservador de familia heterosexual casada bajo la iglesia católica, es lo que debe conseguirse.

Es esta familia la que padece la alienación inconsciente que el modelo impuesto por Sueño Americano conlleva.
Y es esta familia la que porta con orgullo la bandera del país en su puerta, y que aboga por un nacionalismo que acepta y legitima la guerra indiscriminada por el simple hecho de ser víctimas propagandísticas de, por ejemplo, el 11-S, cuando en realidad EE.UU ha siempre sumido y sometido civilizaciones enteras a merced de su dominación y poderío.

Estos seguidores y defensores del fallido, conservador y tradicionalista paradigma del Sueño Americano, así como del lema por antonomasia del mandato de Trump, Make America Great Again (MAGA), han manifestado estas tendencias nacionalistas y racistas, en pos de proyectos como un muro que separe civilizaciones enteras.
El lema anteriormente mencionado, promete reivindicar una sociedad diagramada dentro de estos cánones y estereotipos que el elector de Trump convoca.
Aunque se presente como un propósito ingénuo, esconde los principios a partir de los cuales, se remontan hechos históricos determinantes como lo fueron el racismo, la homofobia y el machismo.

El trasfondo de una idiosincrasia e ideología conservadora, tradicionalista, nacionalista y machista trumpista, pregona y proclama realidades estructurales que se encuentran en una lucha histórica y social constante.
Esta ultra derecha se manifiesta a través de movimientos como alt-right, la organización de supremacistas blancos y teorías conspirativas como las que representan Qanon y Proud Boys.

 

PROUD BOYS Y QANON

Los Proud Boys (Chicos Orgullosos), conforman una organización perteneciente a la derecha alternativa cuyo líder, Enrique Tarrio, además de ser el líder de la asociación Latinos for Trump, fue arrestado por vandalizar símbolos del movimiento Black Lives Matter en una iglesia negra.
La paradoja de un movimiento racista y defensor del nacionalismo blanco que tiene como líder al jefe de la asociación de latinos es lo que subyace.

El FBI vincula al grupo, al que el mandatario republicano siempre ha evitado condenar, con un ejercicio militante de la misoginia. Formado sólo por hombres, incita a la expansión del odio en Internet.

A quienes han extendido su retórica nacionalista y antimusulmana, el organismo los ha clasificado como un “grupo extremista con vínculos con el nacionalismo blanco”.
Por su parte, Southern Poverty Law Center (SPLC), la institución de referencia en el estudio del extremismo en EEUU, lo incluye en el listado de grupos de odio del país.

Por otro lado, en un año marcado por las protestas contra el abuso policial hacia los afroamericanos, el movimiento neofacista ha organizado manifestaciones contra el movimiento Black Lives Matter.
Siguiendo este lineamiento, el grupo que auspicia una ferviente oposición a cualquier organización progresista o de izquierda promueve así mismo una ideología antifeminista y anticomunista.

El movimiento promueve el mínimo gobierno posible, la glorificación al empresario, la abolición de las prisiones, la máxima libertad, la defensa del derecho a poseer armas, el cierre de fronteras, la lucha contra el feminismo, el papel de la mujer como ama de casa y la afirmación sobre la cual los hombres, especialmente los blancos, y la cultura occidental están bajo asedio; sus puntos de vista tienen elementos de la teoría de la conspiración del genocidio blanco.

Partidarios del mismo han participado en múltiples eventos racistas y centrados en la violencia contra la izquierda y han sido prohibidos por Facebook/Instagram, Twitter y YouTube.
Se trata de seguidores que consideran al ex presidente Donald Trump como un héroe, pese a que él no le ha expresado su apoyo y sólo ha descrito a estos activistas como «personas que aman a su país”.

Por su parte, QAnon es una teoría muy expandida y completamente infundada la cual proclama que el ex mandatario estadounidense se encontró librando una guerra secreta contra pedófilos de las élites del gobierno, las empresas y los medios de comunicación de EE.UU.
Quienes profesan dichas teorías han especulado con que esta lucha desembocará en un ajuste de cuentas en el que figuras políticas como la excandidata presidencial Hillary Clinton serán arrestadas y ejecutadas.
En este sentido, los partidarios de la corriente en cuestión, impulsan hashtags en redes sociales y coordinan ataques a adversarios, políticos, celebridades y periodistas a los que acusan de estar encubriendo a pedófilos.

 

 CHECHELE, GINA

 

 

Referencias

https://elpais.com/internacional/elecciones-usa/2021-01-07/de-los-proud-boys-a-qanon-el-ejercito-de-trump.html

https://elpais.com/internacional/elecciones-usa/2020-09-30/proud-boys-el-grupo-ultraderecha-solo-para-chicos-que-trump-se-nego-a-condenar.html

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-55580271

https://www.rtve.es/noticias/20201102/perfil-votante-elecciones-estados-unidos/2051220.shtml

https://www.lavozdegalicia.es/noticia/internacional/2020/11/05/radiografia-votantes-trump-biden/00031604610387042364805.htm

https://www.latimes.com/opinion/story/2019-08-02/the-make-america-great-again-mystery-what-does-again-mean

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