Biografía de un médico social
La historia de la infectología nacional está signada por la búsqueda de un Estado garante del bienestar de su gente. Esta rama de la ciencia médica se encuentra hoy día en boca de todos por la emergencia que suscita la proliferación de la pandemia. De esta forma, estos últimos meses nos interiorizamos sobre los síntomas del Covid-19, nos preguntamos por su origen y por como combatirlo. Pero el estudio de la salud de una comunidad se remonta a principios del siglo XIX en Argentina y tiene, como uno de sus primeros especialistas, al Dr Carlos Malbrán. De quien intentaremos esbozar su recorrido académico situandolo contextualmente en los momentos históricos que erigieron su figura.
Carlos Gregorio del Carmen Malbrán nació en 1862 en Andalgalá, una ciudad ubicada en el centro norte de la provincia de Catamarca, hijo de Manuel Francisco Malbrán Recalde y de Carlota Figueroa. Estudió medicina en la Facultad de la Universidad de Buenos Aires.
La Facultad de Medicina se fundó en 1822 y se inició con tres cátedras: Instituciones Médicas (Juan Antonio Fernández); Instituciones Quirúrgicas (Francisco Cosme Argerich) y Clínica Médica y Quirúrgica (Francisco de Paula Rivero). El material de enseñanza y los textos usados en los primeros años fueron casi exclusivamente de origen francés e italiano, debido a la influencia de dos reconocidos investigadores de esas nacionalidades: Aimé Bonpland y Pedro Carta Molino, respectivamente. Luego de dos años de iniciada la carrera se contó con sala de disecciones y el gobierno decretó un presupuesto para costear en Europa el perfeccionamiento de los estudiantes sin recursos. Los alumnos podían doctorarse en medicina o cirugía presentando una tesis que los habilite. La fundación de la facultad fue sin duda uno de los hechos más importantes del período de anarquía y desunión nacional que se extendió entre los años 1820 y 1835. El decreto del gobernador de Buenos Aires Martín Rodríguez fue impulsado por su ministro Bernardino Rivadavia, entusiasta representante de la corriente iluminista y liberal en nuestro país.
Vocación epidemiológica
Llegado el año 1882, la situación sanitaria del país no había mejorado significativamente desde la epidemia de fiebre amarilla de 1871. Entre 1884 y 1887, durante la gestión de Julio Argentino Roca, una serie de epidemias de cólera causaron centenares de muertos en la capital y el interior. Para ese entonces, Malbrán había comenzado a trabajar en medicina interna en el Hospital San Roque y aún sin doctorarse, en diciembre de 1886, fue enviado por el gobierno nacional para ayudar a combatir un brote de cólera en la provincia de Mendoza.
Solamente en diciembre de 1886, desde el 8 de diciembre (registro del primer caso mendocino) hasta el 31 del mismo mes, se registraron en la provincia 738 muertes por la epidemia. Cuenta el historiador Gustavo Capone que el cólera llegó al puerto de Buenos Aires por barcos con extranjeros y se trasladó a Mendoza a través de pasajeros del ferrocarril recientemente inaugurado.
La coyuntura hizo que el gobierno mendocino formara el Consejo Provincial de Higiene precedido por el Dr. Berutti, constituyéndose en paralelo una comisión de vecinos para contribuir con las autoridades. Al frente de la organización ciudadana estuvo Luís Laggomagiore y entre las primeras medidas que tomó, ante la carencia de agua potable, fue: cortar la circulación por las acequias provinciales, ya que era el agua el principal vehículo de contagio, obligó a desparramar cal viva en las acequias y consumir agua hervida distribuida a domicilio.
Este fue el primer encuentro como profesional de Malbrán frente a una epidemia y sus repercusiones sociales. Y fue tan significativo este encuentro que cumplida la tarea asignada, permaneció trabajando en Mendoza por un tiempo. Para ese mismo año defendió su tesis doctoral titulada “Estudio de la patogenia del cólera”.
Dice en su tesis:
“El espíritu de investigación y análisis domina todas las esferas de nuestro labor como la misma aspiración de la verdad: ¿por qué no hemos de esperar un destino serio para el poderoso movimiento científico que se inicia en nuestro país? contamos ya con especialistas que son grandes maestros en la medicina y la bacteriología…” (Estudio de la patogenia del cólera. Carlos G. Malbrán. Buenos Aires, 1887)
Especialización y cargos públicos
A su regreso a la capital en 1889, Malbrán fue nombrado miembro de la Comisión de Buenos Aires para la Gestión de Residuos y en 1892, bajo el mandato de Pellegrini, es elegido jefe del Departamento Nacional de Higiene.
Dice Malbrán en una de sus publicaciones:
“Desde que me hice cargo de esta repartición vi muy claros los grandes deberes que imponía el ejercicio de sus altas funciones. Pero vi también que el país carecía de una Ley de Sanidad Nacional, necesaria para hacer efectiva la defensa de la salud pública en todo su territorio, dentro de las reservas de nuestro régimen federal de gobierno” (MALBRÁN, C. G. Apuntes sobre Salud Pública, (sin editor) Buenos Aires, 1931)
Ese mismo año el gobierno argentino lo envió a Europa para estudiar el uso de los sueros contra la tuberculosis y la difteria. A su regreso, Malbrán instruyó al personal en la técnica de obtención de suero antidiftérico y los lotes fabricados ( las fábricas estaban ubicadas en instalaciones transitorias habilitadas en la Isla Martín García) fueron distribuidos gratuitamente en sectores humildes de la población.
Durante el comienzo del siglo XX se realizaron las primeras campañas para prevenir esta enfermedad en Buenos Aires. La revista Caras y Caretas lo reflejó de un modo irónico y llamativamente con algunas coincidencias con el presente:
«No conocemos aún el plan que las autoridades sanitarias se proponen adoptar para combatir la tuberculosis; pero como es de suponer que tenga por base el aislamiento de los invadidos, tememos que se resuelva declarar sospechosos sin excepción a todos los enjutos de carnes, y que no podamos salir de casa sin exponernos a que cualquier delegado de Malbrán nos agarre en mitad de la vereda para auscultarnos o someternos a un examen laringoscopio. Los de la protectora de animales están furiosos contra la persecución de los bacilos de la tisis, a quienes consideran con el mismo derecho a la vida que los demás seres de la creación. Y aunque en absoluto no coincidamos con sus teorías, forzoso es concederles alguna razón cuando dicen que en un país donde se goza de libertades debe permitirse que cada cual sea tísico o lo que se le dé la gana» (fragmento publicado en el ejemplar del 17 de noviembre de 1900)
En años posteriores, se continuó el estudio de problemáticas sanitarias donde, gracias a la intervención de José Penna, los trabajos ganaron el empuje que permitió la habilitación provisoria de algunos laboratorios en el predio que aún ocupa el pequeño edificio ubicado en la esquina de la Avda. Vélez-Sarsfield y la calle Brandsen, actual CABA. En ese entonces, los higienistas comenzaron a reconocer no sólo la necesidad de uniformizar criterios sanitarios sino también de reforzar controles en las ciudades-puerto, para evitar que las enfermedades viajaran de un lugar a otro en esta época de intercambios migratorios.
Penna, al igual que Malbrán, tuvo una destacada actuación durante las epidemias de cólera que afectaron a la ciudad de Buenos Aires en los años 1886 y 1887. Impulsó la evacuación de los enfermos al campo y dispuso la cremación de los fallecidos en un intento de controlar la propagación de la enfermedad, por entonces incurable.
En 1901 el Dr. Malbrán (en ese entonces Senador Nacional y Presidente del Departamento Nacional de Higiene) concibió el proyecto de crear un Instituto de Bacteriología, pensado no sólo para impulsar la cultura científica del país, sino para ser un centro de elaboración de sueros, vacunas y productos biológicos destinados al diagnóstico, tratamiento y profilaxis de las enfermedades infectocontagiosas.
Como senador en representación de Catamarca promovió varios proyectos que más tarde darían lugar a leyes, incluyendo aquellas que regulaban la vacunación obligatoria, los procedimientos frente a la malaria, los impuestos sanitarios y las reglas de la farmacia.
El 10 de julio de 1916 fue finalmente inaugurado el Instituto de Bacteriología o Microbiología, que incluía un depósito de vacunas, lo que fue considerado uno de los principales logros de la salud pública argentina de la época. El establecimiento, en cuya creación Malbrán tuvo un papel fundamental y que se convertiría en un importante centro de investigación en microbiología y que actualmente lleva el nombre de Instituto Nacional de Microbiología Carlos G. Malbrán.
Malbrán fallece el 1 de agosto de 1940 en la ciudad de Buenos Aires. Pero su legado continúa aún hoy en el Instituto que lleva su nombre y que recientemente informó que volverá a producir la vacuna contra la Fiebre Hemorrágica Argentina (FHA) para acercarla a la población de riesgo comprendida entre las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y La Pampa.
Referencias
- “Estudio de la patogenia del cólera” de Carlos G. Malbrán. Buenos Aires, 1887.
- Los orígenes institucionales de la salud pública en la Argentina. Juan C. Veronelli y Magali Veronelli Correch. En organización Panamericana de la Salud.