Deuda externa: nada que festejar

Los compañeros del portal Canal Abierto realizaron un trabajo formidable tras el acuerdo del gobierno argentino respecto de una parte de la deuda externa que pesa sobre el país. Mientras muchos argentinos celebraban no sabe bien qué, varios economistas del campo popular analizaron en profundidad las ventajas y las muchas desventajas que girarán alrededor del entendimiento.

El dirigente de Unidad Popular e integrante del directorio del Banco de la Nación, Claudio Lozano hizo público su análisis acerca del acuerdo alcanzado por el Gobierno con los principales fondos de inversión tenedores de bonos de deuda, técnicamente defaulteados durante el tramo final de la gestión Cambiemos. 

“El tema de la deuda no se resuelve con este acuerdo porque ninguna deuda ilegítima, en tanto haya sido tomada sin evaluar la capacidad de repago, puede resolverse financieramente”, señaló el economista, aunque aclaró: “sí es cierto que se han despejado vencimientos de corto plazo que eran mucho más importantes y que ahora se reducen de manera significativa”.

En sintonía con otros analistas, como Alejandro Olmos Gaona y Héctor Giuliano, Lozano remarcó que “una deuda de esta naturaleza obliga siempre a volver al mercado financiero internacional para endeudarse y cancelar el capital que adeuda, lo que por ende implica mantener una lógica de endeudamiento perpetuo”.

En un audio difundido a través de redes sociales, el director del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) abordó el acuerdo logrado por gobierno a partir de tres ejes:  

1) en primer lugar, aseguró que “cualquier planteo que ubique esto en el terreno de haber resuelto la cuestión del endeudamiento, es falso. El tema de la deuda no se resuelve con esto: la mochila sigue intacta sobre el futuro de la Argentina.

2) En segundo lugar, lo que sí ocurre es que hay una reducción relevante de los vencimientos que la Argentina tenía en este periodo gubernamental. De aquí y hasta el 2023 -e incluso unos años más, yo diría hasta el 2025- se han despejado vencimientos de muy corto plazo que eran muy importantes y que ahora se reducen de una manera muy significativa.  

3) En tercer lugar, lo que hay que decir es que despejar en serio el corto plazo, que es el actual período gubernamental en materia de deuda, implica incorporar en la discusión un elemento que todavía falta y es central: la negociación con el Fondo Monetario Internacional”.

El peso de la deuda

Sobre el primer punto, Lozano explicó que “no se resuelve el tema del endeudamiento porque esta negociación, como todas las que en general existe, se inscriben en el intento por resolver la situación de una deuda de carácter ilegítimo e ilegal, y que en la práctica se tomó sin evaluar la capacidad de repago. Por definición, cuando se trata de una deuda de estas características -donde no se evaluó la capacidad de pago, como en el caso de Argentina desde la dictadura hasta el presente- la única solución es establecer, en algún momento, una suerte de capacidad de pago del país de un flujo permanente de intereses mientras el capital que se adeuda se va renovando sistemáticamente con la vuelta al sistema financiero internacional para tomar deuda nueva y cancelar el capital vinculado a la deuda vieja”.

Lozano explicó que “la tasa de crecimiento de la economía no necesariamente mantiene siempre un nivel superior a la tasa de interés vigente a nivel mundial, algo que hace que la deuda se vuelva a desfasar y nuevamente tengamos que volver a entrar en una reestructuración. Dicho de otro modo, lo que caracteriza a estas negociaciones es mantener al país en una lógica de endeudamiento perpetuo y de garantía permanente de tributar intereses todos los años para así sostener el mantenimiento de la deuda. Por eso los acreedores festejan, porque mantienen a un país pagando intereses y tomando deuda. La cuestión no se ha resuelto. El capital es prácticamente el mismo, ni siquiera ha habido una quita relevante, como existió en el caso del canje que hicieron Lavagna y Kirchner en su momento. Por lo tanto, decir que con esto la Argentina resuelve el problema de la deuda, es falso”.

Un respiro de cara a lo que viene

El segundo punto planteado por Lozano tiene que ver con que el Gobierno haya despejado el calendario de pagos de los próximos 4 años: “si tomamos el período 2020-2024 y vemos el monto de vencimiento que Argentina tenía para los acreedores privados bajo legislación extranjera y proyectamos también los que tiene bajo legislación local en dólares y que tenían el mismo tratamiento, vemos que tenía uno 63.000 millones de dólares. Ahora pasa a tener apenas 6.000 o quizás un poco menos, porque una parte de los acreedores privados bajo legislación local en dólares están en deuda intra sector público: algunos de esos bonos los tienen agencias del Estado como el Fondo del Garantía de Sustentabilidad, por lo tanto, no obliga a ninguna negociación compleja. Por lo tanto, Argentina podría tener 5.000 millones de dólares de pago, algo más de 1.000 millones de dólares al año. En este sentido, la reducción es sustantiva y le da al Gobierno oxígeno en materia de presupuesto público, recursos y dólares para poder encarar una estrategia de recuperación de la actividad económica”.

Próxima parada: el FMI

A su vez, el economista explicó que esta situación será positiva de acuerdo a cómo se resuelva el tercer aspecto planteado: “despejar en serio el período gubernamental implica incorporar en la discusión al acreedor principal, el FMI y los 44.900 millones de dólares que le prestó a Macri. Esa es la discusión que viene ahora, y no sólo involucra los vencimientos inmediatos que probablemente se puedan manejar postergándolos o con un nuevo crédito, sino las condiciones de política económica que pretenda discutir el Fondo. Esto afecta cuestiones vinculadas a las cuentas públicas, las políticas fiscales y la capacidad y autonomía en materia de política monetaria. Además, allí aparecen algunos planteos como las reformas previsional o laboral como condicionantes estructurales que el FMI suele intentar imponer”.

“Si el Fondo condiciona las políticas fiscal y monetaria, o impone condiciones de reestructuración y reformas de carácter regresivo en materia laboral y previsional, efectivamente Argentina va a tener dificultades para encarar su proceso de recuperación. Esto va a ser mucho más lento y desigual, y la discusión se va a poner complicada”, concluyó. 

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“Cuando ellos festejan, Argentina siempre pierde” 

Alejandro Olmos Gaona, especialista en deuda externa, cuestionó el optimismo del establishment financiero tras el acuerdo con los bonistas: “¿Es un arreglo definitivo y nos libera del problema? La respuesta categórica es no”. Las dos polémicas alternativas que vaticina para 2021: otro desembolso del FMI o más ajuste. 

El anuncio tan esperado generó una catarata de elogios por parte de funcionarios y dirigentes oficialistas, pero también de referentes de la oposición política. Incluso de los principales responsables del sobre endeudamiento en cuestión, como es el caso de los ministros de Economía Alfonso Prat Gay, Luis Caputo y Hernán Lacunza, el ex vicepresidente del Banco Central y del Banco de la Nación Lucas Llach o el senador Esteban Bullrich, por nombrar sólo algunos. Lo propio hizo Kristalina Georgieva, directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), a través de su cuenta de twitter.

 “Aunque parezca una simplificación, cuando ellos festejan, Argentina siempre pierde”, señala en diálogo con Canal Abierto el historiador e investigador de la deuda externa Alejandro Olmos Gaona.

En esta entrevista, el especialista pone el foco en los pormenores del acuerdo. Además, quiénes son los responsables del endeudamiento y las alternativas para enfrentar los próximos pagos.

¿No ves al menos una solución a corto plazo?

-¿Esto soluciona la deuda? ¿Es un arreglo definitivo y nos liberamos del problema? La respuesta a ambas preguntas es categórica: No.

Por otro lado, en el estado económico actual de la Argentina y con un Banco Central casi quebrado, ¿de donde va a salir el dinero para pagar a los acreedores acuerdo?

En primer lugar, en este momento hay una emisión monetaria gigantesca, con mas de dos billones cuatrocientos mil millones de pesos en circulación para pagar cosas urgentes y ayudar a los más golpeados por la pandemia. Tenemos 43.300 millones de dólares en el Banco Central, pero con deudas equivalentes a tres veces y medio esa cifra.

-Desde la perspectiva argentina, ¿las condiciones del acuerdo son mejores o peores a las propuestas de hace unos meses?

-Antes de la pandemia la propuesta era empezar a pagar en noviembre de 2023, ahora el año que viene. Antes ofrecíamos un valor presente neto de títulos del 33 al 37%, ahora en 54,7%. Antes no íbamos a pagar intereses devengados, ahora sí.

La Unión Europea acaba de lanzar un plan de rescate de 750 mil millones de euros. De esa cifra, 350 mil millones van a ir a subsidios no reintegrables y el resto a préstamos para países que están en una difícil situación -aunque mejor que nosotros- y a una tasa del 1%. A nosotros, ahora que pareciera que estamos en el pináculo del éxito, nos van a prestar al 6%.

-A la hora de pagar,¿crees que va a ser posible afrontar los vencimiento sin ajuste?

-En principio, sólo quedaría el ajuste, porque las estimaciones del ministro Guzmán es que no va a haber crecimiento. En este momento hay un déficit enorme y el año que viene se estima en un 10%.

A esto se suma que el Poder Ejecutivo no tiene un plan. Hablan de 60 medidas que aún no conocemos. No se sabe qué es lo que van a hacer para conseguir la plata. Una de las posibilidades es que en las próximas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, además de la extensión de los plazos, se conceda una ayuda para empezar a pagar. No lo descarto: el acuerdo con el FMI era por 57 mil millones de dólares y nos dieron 44.

Kristalina Georgieva (directora general del FMI) dijo hace unos días que la deuda argentina no era sustentable y que había que reducirla en entre 50 y 85 mil millones de dólares. Llama la atención que ahora no se reduzca, porque el capital total (350 mil millones de dólares) no se disminuye salvo en un 1 o 2%.

-No compartís la visión optimista del Gobierno…

-Personalmente, no soy optimista. Mucho menos cuando veo el crecimiento que tienen en este momento los bonos, la caída del riesgo país y la celebración de los bancos y grandes empresas. Aunque parezca una simpleza, cuando ellos festejan, Argentina siempre pierde.

Ojalá en unos años podamos decir que me equivoqué. De todos modos, esta re estructuración es por 66 mil millones de dólares, sólo una parte del total de la deuda externa argentina.

-¿Crees que existe el riesgo de que aquellos que no acepten vayan a tribunales internacionales?

-La experiencia que tenemos indica que quienes no entren en el acuerdo van a ir al juzgado de Loretta Preska en Nueva York, Estados Unidos, y meterán una enorme cantidad de demandas que habrá que afrontar inexorablemente.

El problema es que hay una parte importante de los bonos que no sabemos quién los tiene, pero están. Y una de las cosas que nunca hizo Argentina es un censo obligatorio de acreedores para ver quiénes son, y no ser innominados, y a cuánto compraron los títulos. Porque BlackRock no compró los títulos cuando se emitieron, sino cuando empezó la debacle en 2018 al 25 o 30%. En este momento está ganando a lo loco. Ellos siempre ganan.

-¿Quiénes son los principales responsables de esta situación?

-Los bonos que incluye este acuerdo son de 2005, 2010 y de la gestión de Macri, incluido el famoso bono a 100 años. Pero el problema de la deuda externa de Argentina es sistémico: desde que asumió Alfonsín hasta el día de hoy, jamás se solucionó ni encaró totalmente. Siempre fueron arreglos y algunas quitas, pero así estamos como estamos.

Los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri fueron de un endeudamiento notable, pero lo que no se dice es que no emitió sólo la deuda. Macri no emitió un solo bono que no le haya autorizado el Congreso de la Nación, donde no tenía mayoría. El proceso de sobre endeudamiento de la Argentina tuvo como copartícipes el Peronismo Federal, el Frente Renovador y la mayoría de las fracciones políticas, salvo algunas excepciones.

-Salvo el acuerdo con el FMI…

-Pero en ese caso pudieron pasar por encima el Congreso porque los diputados siguieron ratificando una ley que autorizaba que no pasara por el Congreso.

-En relación a lo fino del acuerdo, varios economistas ya están advirtiendo sobre una tasa de interés alta por bono…

Los detalles todavía no se conocen. Hay sólo un enunciado del Ministerio de Economía con una serie de pautas generales, pero ahora habrá que ver el indenture -las condiciones legales del contrato-. Otra de las versiones que circularon fue el pedido de los acreedores para modificar ajustes legales que los favorezcan. Hay un acuerdo de confidencialidad y todavía es imprudente hablar de la letra chica. Todo esto lo sabremos en un par de días.

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“Estamos ante una nueva rendición financiera”

“Mi posición es crítica y doblemente fundamentada», señaló Héctor Giuliano, economista especializado en deuda externa. Una deuda, por cierto, que la propia gestión Cambiemos ya había declarado en virtual default y que ahora se empezara a pagar “a partir de enero del año venidero” 

Algunos de sus conceptos:

– A raíz de la pandemia ahora tenemos un mayor déficit fiscal “¿Y cómo se va a cubrir? Con más endeudamiento. Es paradójico que en plena negociación y situación terrible para la economía y para las finanzas públicas, el gobierno cierre un acuerdo del que no hay la más mínima demostración de repago sino la idea de patear para adelante compromisos”. 

Ademas, en lugar de una quita tenemos un recargo, porque nos capitalizan los intereses impagos 

“Argentina, que está en cesación de pagos, no puede pagar ni el capital ni puede arañar el pago de los intereses porque se los están capitalizando está aceptando con este acuerdo tasas del 5%, o sea 5 veces mayores que el mercado internacional”.

“Estamos viviendo el peor momento de la crisis económico financiera internacional y resulta que bajo esta circunstancia un gobierno que debiera haber y declaraba estar en imposibilidad de mejorar la oferta, al final termina aceptando condiciones que tienen un agravante adicional, que es que no se van a poder grabar porque bajo estas condiciones que se están delineando, cuyos detalles todavía no se conocen, no se cumple el principio de sostenibilidad de la deuda pública. Así que todo ese discurso de que no se va a apagar lo que no se pueda pagar y que tenemos que comprometernos solo a lo que podamos pagar, quedaría solo en el discurso. Así que, desde ese punto de vista, mi opinión es totalmente adversa a lo que se ha acordado. Estamos frente a una nueva rendición financiera, cosa que es una constante en Argentina. Cualquiera sea el color de los gobiernos de turno. Argentina lo viene sufriendo desde hace 40 años”.

“¿Cómo va a presentar los números el gobierno? Al final se transigió un valor más cercano al que pedían los acreedores. Argentina empezó pidiendo en abril un valor presente de 39 dólares por cada 100 y los acreedores les pedían el 61. Ajustaron en 55. Esto quiere decir que los acreedores sacrificaron y Argentina aumentó 17 puntos el valor del dólar que les aceptó a los acreedores, que son lo fondos buitres que compraron títulos al 30%”.

“El país está gastando más y recaudando menos. ¿De dónde va a sacar la plata? La respuesta está implícita en el acuerdo, porque la finalidad del acuerdo es doble. La primera derivación es que el gobierno acuerda con los acreedores la forma en la que va a pagar, pero concentrando los pagos en los próximos 10 años, arrancando fuerte en 2024, cuando el gobierno actual ya no está. Pero nada es gratis, porque por un lado logra cierto alivio, aunque empiece a pagar el año que viene. Pero con eso viene la segunda condición que es que al firmar un acuerdo con los acreedores el país queda habilitado formalmente para volver al mercado internacional de capitales a colocar más deuda. En vez de una tautología es un círculo vicioso. La finalidad del acuerdo es permitir el reingreso de Argentina al mercado internacional de capitales. Estamos festejando que vamos a poder volver a endeudarnos para poder pagar la deuda que convinimos pagar ahora”. 

“Cuando los fondos rechazaron la cuarta oferta el gobierno debió haberla retirado y replantease los términos de la negociación pidiendo el principio de igualdad financiera según el cual la Argentina tenía que renegociar su deuda a las tasas de interés internacionales”. 

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En términos numéricos se paga más

El economista Alejandro López Mieres también analizó el acuerdo con los acreedores privados de la deuda en términos simbólicos y jurídicos advirtiendo que los fondos tienen elementos para seguir batallando por las Cláusulas de Acción Colectiva que permitirían reclamos futuros.

Esto aparece como una oferta argentina aceptada por los fondos, pero se parece mucho a la oferta de los fondos” indicó López Mieres, economista del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas.

“La diferencia entre la propuesta de Argentina del principio de julio y la propuesta que finalmente se anunció, modifica la oferta para los bonistas pero no los flujos de pago en términos absolutos para la Argentina” explicó. Es decir, en términos numéricos se paga más: “Una de las declaraciones de Alberto (Fernández) fue ‘no vamos a poner un peso más’, y efectivamente no implica un peso más, pero sí un peso antes” recordó.

La disputa que queda luego de los anuncios, es para conocer la letra chica del acuerdo y que esos detalles no impliquen modificaciones en las cláusulas de acción colectiva, más conocidas como cláusulas anti buitre. La negociación que firmó Ecuador en estos días cedió en ese sentido, “los bonistas esperan que Argentina haga lo mismo”.

Así lo demuestra una parte del comunicado donde sujeta la negociación a que organismos internacionales puedan revisar y acepten modificaciones a esas cláusulas. “Ese era el caballito de batalla de la pelea de (Martín) Guzmán, por eso es extraño, o apresurado, aunque está bueno que se lo presente como triunfador, me parece que para decir eso va a haber que esperar un poquito más”.

“Sí me parece que es un golpe sobre las banderas que intentaba levantar Guzmán contra los Fondos” que están más cercanas a las cláusulas anti-buitre que a la cuestión cuantitativa de la propuesta. “Vamos a ver qué cosas cede Argentina en las cláusulas legales para terminar de hacer un cálculo preciso” concluyó.

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